¿Qué pasó ayer en el pleno de la Junta de Personal Docente no Universitario?
Dice la RAE, en su primera acepción, que la soberbia es “altivez y apetito desordenado de ser preferido a otros”. ¿Qué mejor explicación para la campaña de algunos sindicatos en las últimas elecciones sindicales?
Pero no se queda ahí la RAE: en su segunda acepción define la soberbia como “satisfacción y envanecimiento por la contemplación de las propias prendas con menosprecio de las demás”. Y por eso algunos sindicatos, muy satisfechos de sus resultados, obviaron que no tienen mayoría absoluta en la Junta de Personal y que, a lo mejor, deberían hablar con el resto de fuerzas sindicales.
Más allá, si nos fijamos en la cuarta acepción de la RAE para tan maravillosa palabra, nos encontramos con “cólera e ira expresadas con acciones descompuestas o palabras altivas e injuriosas”. Y hasta aquí se llegó ayer en el pleno de la Junta de Personal Docente.
Ayer, el sindicato STEC se las prometía muy felices para conservar la presidencia y la secretaría del órgano, tras haber conseguido 15 delegados en las elecciones sindicales de diciembre. Tras ellos, ANPE tenía 12, CCOO 4, TÚ 3 y UGT 3, y, dentro de sus cabezas, por supuesto, ninguno de los sindicatos en minoría iba a darle su voto a su único competidor: nos íbamos a abstener todos por coherencia.
Pero, claro, si tenemos en cuenta el hartazgo que hemos sufrido en los últimos cuatro años, con una presidencia que no ha convocado el pleno ni tan siquiera las dos veces anuales preceptivas que marca el reglamento, que se ha arrogado como sindicato los, pocos, logros de la Junta de Personal, que siempre ha sacado pecho como sindicato y no como representantes de TODOS los docentes… a lo mejor, y sólo a lo mejor, a algunos delegados sindicales, léase TÚ, se les hinchaban las narices y decidían equilibrar la balanza de los dos “grandes”. Y eso fue lo que pasó. Tras repetirse la votación con idéntico resultado 15-15, y tras muchos minutos de llamadas telefónicas, idas y venidas por los pasillos, discusiones y mucho nerviosismo se aplazó la reunión.
Y eso fue todo. No queremos una presidencia de ANPE, pero no estábamos dispuestos a que el STEC volviera a llevarse el ascua a su sardina sin sudar la camiseta. Ayer, tras más de una hora de idas y venidas, de propuestas de desempate de todo tipo, se cerró la sesión que había comenzado con la lectura del acta anterior que había que votar, porque no nos lo mandaron con la convocatoria, convocándonos de palabra para el miércoles próximo, sin orden del día ni lugar de reunión. Esa es la presidencia que quiere revalidar su mandato.